Please use this identifier to cite or link to this item: http://hdl.handle.net/20.500.12984/1150
Title: Los pronunciamientos gandaristas y la lucha por el poder político en Sonora: 1855 1860
Authors: MEDINA PÉREZ, SALVADOR ROGELIO
ENRÍQUEZ LICÓN, DORA ELVIA
Issue Date: Aug-2013
Publisher: Universidad de Sonora
Abstract: Los pronunciamientos de la facción gandarista tuvieron gran repercusión en la paz del Estado, pero al estar en juego el poder político, todo podía pasar. Comúnmente los gandaristas negociaban los cargos públicos y militares, y en caso de no salir favorecidos se iban directo a los pronunciamientos, ocasionando una guerra civil en el Estado. En este sentido no hubo una gran variación en lo regional con respecto a los modos en que se promovió en México el relevo en el ejercicio del poder, según lo ha manifestado Will Fowler. Al desintegrarse la facción compuesta por Manuel Íñigo, José de Aguilar y Manuel María Gándara, comenzó la disputa por el poder político en el Estado. Y fue hasta 1855, cuando la facción iñiguista, aguilarista y el gobernador Pedro Espejo apoyaron el plan de Ayutla con el plan de Hermosillo. Poco después la facción gandarista junto con otras facciones minoritarias apoyó el plan de Ayutla con el plan de Ures, pero desconocieron al gobernador Pedro Espejo. Ello generó dos conflictos: uno, entre la facción gandarista y las facciones que apoyaban al gobernador Espejo, y dos, cuando José María Yáñez al rehusarse tomar la gubernatura creó otra disputa interna entre la facción gandarista y las otras facciones que los apoyaban, el problema era decidir quién sería el nuevo gobernador interino, Manuel María Gándara o Ignacio Pesqueira. Durante 10 días hubo intensas negociaciones entre los gandaristas, José María Yáñez, el gobernador Pedro Espejo y las facciones que apoyaban a Pesqueira. El 13 de septiembre de 1855, Pedro Espejo dejó la gubernatura en manos de Manuel María Gándara, pero las facciones minoritarias que apoyaban a Ignacio Pesqueira se inconformaron e iniciaron una incursión armada desde la frontera y de Guaymas hacia Ures, Manuel María Gándara dialogó con Pesqueira, lo hizo recapacitar y evitó un conflicto civil. Este proceso fue muy importante porque dichos acontecimientos repercutieron en los hechos posteriores de enero a julio de 1856, pues hicieron que Ignacio Pesqueira pactara con las facciones aguilarista e iñiguista a principios de 1856. El año de 1856 se convirtió en un tiempo políticamente intenso: por un lado, el presidente de México nombró a José de Aguilar gobernador de Sonora y a Pedro Espejo Comandante General del Estado de Sonora. En respuesta, Manuel María Gándara y su facción retrasaron la entrega de los nombramientos porque los acusaron de santanistas, pero al final de cuentas los cedieron. Posteriormente al convertirse en gobernador José de Aguilar utilizó el periódico para señalar a los gandaristas de beneficiarse del santanismo. La comandancia general estuvo vacante porque Pedro Espejo no tomó el cargo al ser aprehendido y expulsado del Estado por varios gandaristas. Se había convertido en un hábito que civiles pudiesen ostentar cargos militares sin serlo de profesión, Ignacio Pesqueira estaba de aliado con las facciones aguilarista e iñiguista, él influyó en el gobernador Aguilar para que tomara posesión de la comandancia general antes que los gandaristas porque así podía tener control de la milicia en todo el Estado; ello generó un pronunciamiento por varios gandaristas al mando del militar Francisco Borunda. La historiografía señala este proceso como el inicio de las revoluciones gandaristas, en realidad no fue este el comienzo porque no llegó a un choque armado, ya que José María Yáñez le otorgó la comandancia general a Manuel María Gándara y el gobernador reconoció el cargo para evitar un conflicto civil. Fue hasta el 15 de julio de 1856 cuando estalló la revolución con el plan de Manuel Dávila, ahí comenzaron las revoluciones gandaristas. El pronunciamiento de Manuel Dávila tuvo dos antecedentes importantes: primero, el plan de Mazatán; segundo, tras la revolución de Francisco Borunda, varios gandaristas, entre ellos Ramón Encinas, fueron despedidos de los cargos públicos que desempeñaban por reunirse con los pronunciados. Manuel María Gándara no hizo algo para regresarlos a sus cargos porque ya tenía la comandancia general, con dicho cargo podía militarmente derrocar al gobernador y darles cargos públicos nuevos a los gandaristas despedidos. Así lo hizo, al destituir al gobernador Aguilar impuso al antiguo vocal Ramón Encinas como nuevo gobernador, pero el nuevo vocal para ese momento era Ignacio Pesquera, quien desconoció aquel gobierno emanado de la ilegalidad y se proclamó gobernador interino. Esta revolución dividió al Estado en dos, porque hubo dos gobernadores: por un lado, Ramón Encinas por parte de los gandaristas, y por el otro lado, Ignacio Pesqueira apoyado por aguilaristas e iñiguistas. Al ser Pesqueira el gobernador legal y el vocal actual, recayó en él el apoyo de los sonorenses durante el conflicto armado, por ello, se comprende el porqué avanzaron rápidamente las fuerzas de Pesqueira hacia la capital derrotando con facilidad a los enemigos. Al huir de Sonora Manuel María Gándara, su hermano Jesús Gándara continuó la revolución, aunque en enero de 1857, concluyó su rebelión cuando Jesús Gándara se entregó a las autoridades aunque después fue indultado. Durante los meses de febrero a octubre de 1857 estuvo en calma el Estado, pero a inicios de noviembre los indios de Ónavas se levantaron en armas y Jesús Gándara se puso a la cabeza de la revolución. Dicha revolución fue muy importante porque pasó de ser un conflicto regional a uno nacional, cuando Jesús Gándara y otros militares se pronunciaron a favor del gobierno conservador encabezado por Félix Zuloaga. En el caso de las demandas de los planes gandaristas, éstas dependieron del momento político que estaba en juego, por ejemplo, en septiembre de 1855 la demanda del plan de Ures desconoció al gobernador Espejo por ser un peligro para el gandarismo. El plan de Francisco Borunda desconoció la toma de la comandancia general por el gobernador José de Aguilar, mientras el plan de Mazatán y el plan de Manuel Dávila denunciaron los intentos independentistas auspiciados por la facción iñiguista. En los planes de Jesús Gándara y de Juan Tánori, las demandas fueron a favor del conservadurismo, cuando se secundó el plan de Ónavas aún no existía el plan de México, pero sus demandas tenían tintes conservaduristas, rechazaban los artículos anti religiosos. Dicho plan fue reformado en pueblo de Álamos, sin embargo, las demandas conservadoras que venían en el plan de Ónavas ya no se sustentaron en el plan de Pueblo de Álamos. En el plan del Yaqui no se adhirieron al conservadurismo, pero sí a la religión católica. Las demandas que tuvieron en común los planes de Ónavas, de pueblo de Álamos, de Tánori, de Magdalena y de Álamos, fueron las injusticias que los pronunciados habían recibido por parte de Pesqueira y el daño contra sus bienes. En los planes ya mencionados, por lo general en los planes había 5 demandas, de ellas, era para adherirse al conservadurismo y las cuatro restantes eran de orden regional. Los planes gandaristas estaban legitimados de diversas maneras, eso se reflejaba con las firmas recabadas y en el apoyo de la sociedad. El plan de Ures de 1855, el pan de Francisco Borunda y el plan de Manuel Dávila de 1856, obtuvieron un gran apoyo por parte de los notables de diversas regiones del Estado. Sin embargo, al perder la guerra contra Ignacio Pesqueira en el mes de agosto y debido a la aprehensión de varios notables aliados al gandarismo, el apoyo fue disminuyendo visiblemente. En ese escenario, algunos prefirieron seguir ayudando a los Gándara, pero sin ser involucrados en las revoluciones, porque si el gobierno se daba cuenta de dicho apoyo podía ir contra sus bienes y familias. Desde el plan de Ónavas hasta el plan de Álamos de 1861, quienes los firmaban y sustentaban eran personas de la misma facción política en distintos pueblos, mientras los notables como la familia Gándara o Almada le daban al plan y a su revolución un prestigio; por eso no se le dio el valor merecido al plan de Tánori ni a su revolución, al estar dirigido por indígenas. En general los planes tenían la función de justificar los pronunciamientos gandaristas con una serie de demandas que se debían de cumplir, inclusive dichos planes estuvieron sustentados con las firmas o nombres de varias personas importantes de cada pueblo y de la facción, en caso de no saber firmar, leer o escribir, había un representante que firmaba por ellos. Es necesario aclarar que, además de Manuel María Gándara, Jesús Gándara, Wenceslao Loaiza, Ramón Encinas y Santiago Campillo, hubo más gandaristas que la historiografía no tiene contemplados como parte del gandarismo. La red gandarista era muy amplia porque no solo estaba conformada por hacendados, grandes y medianos comerciantes, rancheros e indígenas yaquis, ópatas y pimas, sino que estuvo conformada de una gran variedad de personas de diversas profesiones y situaciones económicas. Dentro de la facción estaban los notables quienes dirigían el rumbo de la facción y la representaban en el gobierno del Estado como un partido, mientras los militares de alto rango fueron el brazo armado, es decir, estaban encargados de mantener diversos puestos estratégicos para la facción. En el caso de los indígenas se pactó con varios gobernadores yaquis y alcaldes no indígenas, para tener su apoyo político, militar y social dentro de sus comunidades.
Description: Tesis de licenciatura en historia
URI: http://hdl.handle.net/20.500.12984/1150
ISBN: 1404447
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