El financiamiento rural y su problemática en la región centro-norte de Sonora

Abstract

El hombre siempre ha dependido del campo, por lo que mejorar la productividad ha sido su preocupación constante, pues de ello depende la satisfacción de sus necesidades básicas como lo es la alimentación y el vestido principalmente, para que el campo sea productivo no basta solamente que existan los recursos naturales de donde obtener satisfactores, también se requieren otros elementos, entre ellos uno primordial es el financiamiento, como capital de trabajo necesario para creación de infraestructura, obtención de insumos y la operación de las unidades productivas. El objetivo de esta investigación fue analizar la situación de financiamiento a los productores rurales, tomando como base la información de la región Centro-Norte de Sonora que incluye los municipios de Santa Ana, Imuris, Trincheras y Magdalena, para tratar de determinar su problemática crediticia, así como sus causas y con ello, diseñar algunas posibles alternativas que pudieran mejorar su situación e impulsar el desarrollo productivo, para aumentar la rentabilidad del sector en beneficio de ellos mismos. Para esta investigación se realizó una amplia revisión en libros, folletos, estudios de crédito, red internet, instituciones de crédito de la región en estudio, tanto privadas como oficiales, y se recabo la opinión de los campesinos mediante la aplicación de encuestas elaboradas para tal propósito. Los resultados indican que los productores en su mayoría consideran adecuados los intereses que se les cobran por los créditos, aunque algunos, los menos, los consideran altos, de igual forma la mayoría de los productores aceptan los plazos para la liquidación de los mismos. También aceptan en su mayoría como adecuadas las garantías sugeridas para su otorgamiento, pero si consideran exagerados los requisitos que deben cubrirse, porque solo burocratizan y hacen tardado el crédito. No están de acuerdo en la distribución del crédito, considerando que es injusta porque favorece más a los grandes productores, en perjuicio de los que menos tienen, y que es a quienes más se les debe de apoyar. El productor considera que los créditos deberían ser diseñados en forma más específica y de acuerdo para cada actividad o tipo de cultivo para que sea más eficiente y que los tiempos desde el inicio del trámite hasta el otorgamiento deberían ser agilizados. Se percibe en el ánimo del productor, la poca disposición a utilizar el crédito tal vez quedó desmoralizado por la experiencia negativa de 1994 y años siguientes, en que muchos de ellos perdieron sus patrimonios o por lo menos quedaron muy endeudados. Se aprecia que en las instituciones de crédito hay disponibilidad de recursos, pero que el productor no los solicita, en parte por su predisposición a no utilizar crédito y la otra por la serie de requisitos que deben de cubrir. Las instituciones crediticias sostienen que los sistemas de crédito actuales están más enfocados al financiamiento de los productores que se organizan, y que el crédito al campo volverá a fluir en la medida que crezca y mejore la organización entre los productores. Se concluye que el crédito al campo no está orientado en forma adecuada por lo que no favorece la productividad y mejoramiento económico del sector, sugiriéndose que el gobierno debe atender a través d las instituciones mismas del campo, como es el caso de la Financiera Rural, y otros, para que mejoren sus programas de inducción, capacitación y adecuación de sus requisitos para con ellos incidir realmente en el desarrollo agropecuario como en su función. Por último, el productor necesita de crear organizaciones más funcionales que puedan servir de puentes como parafinancieras para que fluya mejor el crédito. Un supuesto desatino político se creó inestabilidad en el país, dándose fuertes fugas de capitales al extranjero.