Cultura del agua: representaciones y prácticas en el ámbito doméstico de la periferia urbana de Hermosillo, Sonora

Abstract

El agua es un elemento natural esencial para la vida del ser humano, debido a que el acceso a este recurso está estrechamente vinculado con el desarrollo social y económico; empero, este vital líquido se encuentra comprometido por la contaminación y su sobreexplotación. Existen diversos factores causales que han agravado la situación de escasez hídrica a la que nos enfrentamos actualmente. Algunos de estos han sido: la urbanización, el crecimiento demográfico, la industrialización y el aumento de la producción y el consumo han generado una mayor demanda de agua dulce (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2015). En el caso del estado de Sonora, ubicado al norte del país, se caracteriza por ser una zona árida con escasas precipitaciones al año. En el año 2014 varios municipios1 de dicho estado fueron gravemente perjudicados por la contaminación de fuentes de suministro de agua como lo son el Río Sonora y Río Bacanuchi. La mina Buenavista del Cobre perteneciente a la empresa minera Grupo México derramó metales pesados en ambos ríos, afectando principalmente en el desabasto de agua, afectando la salud de los habitantes y daños ambientales (Días et al., 2015). Aunado a esto, es preciso señalar que la escasez de agua potable es una realidad inminente sobre todo en la ciudad de Hermosillo, capital del estado de Sonora. Algunos de problemas relacionados al agua para el consumo humano han sido: las fallas en la red de distribución, fugas sin reparar, contaminación del líquido, escasas fuentes de obtención, entre otros problemas. Las acciones más recientes por parte de las administraciones gubernamentales a nivel estatal y municipal han sido la construcción de infraestructura hidráulica, la restricción del agua a delimitadas horas del día, entre otras gestiones de los gobiernos que más adelante se describen. El problema del agua no sólo se relaciona con la red de distribución o con la mayor o menor disponibilidad de mantos acuíferos, existe un problema poco abordado que tiene que ver con las prácticas no sustentables del agua. Lo único que se hace al parecer es (y porque son disposiciones casi obligatorias) limitar las horas en que se riega, lineamiento restrictivo que provienen del organismo operador Agua de Hermosillo (Aguah). La cultura del agua, en algunas zonas de la ciudad de Hermosillo, se expresa a través de prácticas inadecuadas como el no limitar el tiempo del uso de la regadera, lavar automóviles con manguera, regar en exceso, no utilizar dispositivos para optimizar el uso del agua en baños, entre otras. Sin duda, de estas prácticas se derivan en gran medida de las representaciones que las personas tienen sobre el agua y su uso en la vida cotidiana. Es en la periferia urbana, específicamente en el contexto doméstico, donde se ponen de manifiesto las desigualdades socioeconómicas, culturales y distribución espacial también desigual, mismas que constituyen realidades superpuestas de los tiempos actuales, donde un recurso tan indispensable para el ser humano como el agua, también se encuentra racionado. La dependencia social al recurso hídrico para satisfacer necesidades fisiológicas, así como el hecho de estar estrechamente ligada a factores como la salud, la disponibilidad de alimentos y la supervivencia en general, coloca al agua, su utilización y su cuidado en un punto estratégico para la cultura del agua.