Incorporación de elementos marginales en un proyecto de integración agropecuaria, como una alternativa de mejoramiento para las familias del campo

Abstract

Los objetivos de esta investigación son: determinar los recursos que han quedado al margen de Su utilización por las familias del campo y la actitud de ellas en cuanto a su disposición para aprovecharlos, así como la elaboración de un proyecto de integración agropecuaria incorporando estos elementos, y la evaluación económica para determinar su viabilidad. Se escogió como área de estudio las principales comunidades rurales del municipio de Santa Ana, Sonora y la realización de la investigación inició en octubre de 2001, terminándose en mayo del 2002. Se inició con la búsqueda de información documental en dependencias oficiales, como SSA, SAGARPA, INEGI, SEC, H. Ayuntamiento así como consultas en bibliotecas e internet, acerca de las características poblacionales del área de estudio y de la producción de cultivos y especies animales a considerar en el proyecto. Se aplicaron encuestas en las comunidades de: El Pantanito, Santa Martha, San Vicente, La Cieneguita, El Coyotillo y El Claro, del propio municipio de Santa Ana. La encuesta se distribuyó proporcionalmente de acuerdo a la población de cada comunidad quedando de la siguiente manera: 34 en El Claro, 13 en Santa Martha, 12 en El Pantanito, 9 en El Coyotillo, 5 en La Cieneguita y 3 en San Vicente. Cada comunidad se dividió en tres Sectores para distribuir las encuestas y evitar la repetición. La información obtenida incluye el número de miembros de la familia, empleados y desocupados, tiempo excedente de los empleados, disponibilidad de agua, tierra o cualquier otro recurso subutilizado, y la disposición personal para participar en un proyecto productivo, usando algo de su tiempo libre para aprovechar dichos recursos. Para analizar la información se elaboró un cuadro con las respuestas obtenidas por localidad en toda el área de estudio y se calcularon medias y porcentajes de los conceptos preguntados. Los resultados obtenidos fueron la base para elaborar el proyecto donde se integran los recursos marginales para la producción de alimentos, principalmente de autoconsumo. Posteriormente el proyecto fue sometido a evaluación de viabilidad económica. Los resultados muestran que el 83% de las personas encuestadas cuentan con agua disponible para regar un pequeño huerto familiar y dar de beber a algunos animales. El 58% de estas personas cuentan con área disponible y sus familias en promedio disponen de 8 horas de tiempo libre en una semana que pueden ser utilizadas productivamente, y el 89% de las personas están dispuestas a utilizar este tiempo para aprovecharlo en un programa productivo. El proyecto inicia con la determinación de un área de 3000 m2 para ser utilizados de la siguiente manera; 625 m2 para la producción de alfalfa, 1750 m2 para la producción de alimentos, básicamente verduras y granos y 625 m2 para instalaciones, casa, corrales, almacén y plantaciones de árboles frutales, nopal y otros plantados estratégicamente, aprovechando además los espacios vacíos para sembrar algunas hortalizas. Los animales a explotar son seis conejas y un conejo Nueva Zelanda, seis cerdos sin importar raza, mismos que serán comprados en distintas fechas del año con el fin de tener solo dos cerdos al mismo tiempo, doce gallinas y un gallo, tres cabras de la raza nubia que serán preñadas en el hato de origen y una colmena de dos alzas con abejas italianas, todo con un costo inicial de $26,002.50 y un ingreso por año de $46,404.60 lo cual nos deja un beneficio desde el primer año de $20,402.10. La producción se estimó para cubrir las necesidades de una familia de 4.4 miembros en promedio que es el dato arrojado por la investigación. Se concluye que la implementación de un sistema de integración agropecuaria a pequeña escala mejora la alimentación y la economía las familias del campo liberando su salario del trabajo normal para satisfacer otras necesidades. El proyecto es económicamente viable debido a que el valor de su producción supera sus costos y puede ser el primer escalón del desarrollo rural ya que permite resolver el problema básico alimentario al menor costo y desde ahí se pueden impulsar nuevos retos.